Bjór - Latas...


Pues oye, ¡que no estaba mal!

Después de un inicio de viaje un tanto ajetreado por retrasos y averías, finalmente me encontraba dentro del avión, dirección al aeropuerto de Keflavik. La compañía aérea sintió el deber de invitarnos a comida y bebida durante el trayecto por las inconveniencias, y así fue como probé mi primera cerveza islandesa.

Se trata de la Egils Gull, una Premium Lager de 5,0% que anunciaban en la carta y la pantalla del asiento del avión como una cerveza hecha con la cristalina y pura agua de Islandia. La verdad es que me esperaba poco de ella, y fue finalmente bastante buena: con muy buen aspecto y de aroma suave, con toques florales y cítricos mayoritariamente, lo mejor y más inesperado fue la suavidad de su paladar, dejando una sensación en boca muy placentera conjuntamente con su sabor bien balanceado. Para los "anti-lata", si aún los hay o ha habido (esta discusión otro día), destacar que en este caso no supe apreciar ningún toque metálico ni fuera de lugar en la cerveza.

La Gull es el buque insignia de la cervecera islandesa más popular: el grupo Ölgerðin, creado fruto de la reciente fusión de Ölgerðin Egill Skallagrímsson (OES) y Danól. Este grupo se dedica a la producción y distribución de artículos de consumo en Islandia, así como a la importación y distribución de marcas internacionales bastante conocidas (Pepsi, por ejemplo). La actividad de OES empezó en 1913, con la cerveza como protagonista, si bien se trataba de Malta y no de cerveza propiamente. Actualmente, su portfolio de productos es inmenso, y consta de cervezas, bebidas espirituosas, refrescos y agua, tanto propias como importadas.

La verdad es que probar la cerveza local antes de pisar el país (en el caso de país no tradicionalmente cervecero como es Islandia) era algo nuevo para mí, y me gusta pensar que después de esta primera birra el rumbo, hasta entonces, errante del viaje se enderezó totalmente.

Muy justita. (¿Os gusta
la copa?)
A partir de aquí, debemos dar un salto temporal de unas horas, hasta plantarnos a primera hora de la mañana del día siguiente, cuando salimos de la cabaña donde nos alojábamos para comprar provisiones. Hicimos parada en la localidad de Hveragerði, concretamente en el supermercado Bonus, que con un curioso cerdito-hucha como logotipo ofrecía el surtido de cerveza típica del país, que cabe decir no se trata de una variedad extraordinaria. Siendo más específico, me quedé las latas que hicieron un cameo en el anterior post, y que pude probar desde la comodidad de mi cabaña durante las noches del viaje.

Empecé por la Thule Light, una Pale Lager típica islandesa. Esta cerveza pertenece al otro "gigante" cervecero de el país, que no es otro que el grupo Vífilfell. Esta empresa, que apela al folclore y la historia con los diseños (y el nombre) de sus cervezas, tiene una estructura y un enfoque muy similar al de OES, y hasta en detalles como el de las marcas importadas se hace notar la competencia frontal entre ambas (Vífilfell importa, entre otras marcas, Coca-Cola).

En cuanto a la cerveza propiamente, se trata de una lager clásica islandesa (véase, de 2,25%). La verdad es que hay poco que destacar, a parte de que es muy floja y aguada; quizás que no sabe a cartón, como otras de su estilo. Aún no siendo un devoto, ni mucho menos, de las Pale Lagers "light", digamos que he probado de menos indecentes.

Pues allí parece ser que les
encanta...
La siguiente fue otra Egils: la MaltExtrakt. La lata me gustó mucho y era, sin lugar a dudas, la cerveza que tenían en mayor cantidad, así que no me paré a observar que realmente era una Malta. Según pude saber, esta "cerveza" se produce ininterrumpidamente y con la misma receta desde la fundación de OES. Al abrir la lata, ya intuí que mi experiencia no sería memorable: azúcar por doquier. Si bien el aroma, aún no gustándome, tenía algún toque curioso de chocolate, nueces y café, en boca el dulzor era desbordante y desagradable, y la sensación era de refresco carbonatado (que no deja de ser lo que realmente es). No me rendí, y probé de tomarlo a la manera tradicional, que me habían contado que era calentando el brebaje... No entraré en detalles más allá de apuntar de que su destino fue directamente fregadero abajo.

Y aunque aquí debería contar, por cronología, la parte más interesante cervecísticamente, la saltaremos porque el formato de la cerveza fue en botella, y éste será el tema del siguiente post. Por eso, pasamos a la última lata que probé allí, la Egils Pilsner.

Flojita también...
Se trata de otra lager clásica de Islandia, con sus 2,25% de rigor. Muy parecida a la Thule Light, creo que están muy a la par. La Egils es un pelín mejor en cuanto a aspecto, y quizás no sea tan aguada en boca, pero contrariamente tiene ese toque acartonado que tan mal le sienta a estas cervezas. Una cerveza fácilmente olvidable, muy desaborida.

La verdad es que me quedé con las ganas de encontrar alguna birra más de las "básicas" en el supermercado, pero esto quedó solucionado de manera inesperada en el Duty Free del aeropuerto de Keflavik, ya de vuelta, cuando pude divisar ¡todo un apartado con cervezas islandesas! Para un país que hace cuatro días que pueden beber cerveza legalmente, me sorprendió comprobar como están más orgullosos de ella que en otros (como el mío) donde quizás haya más variedad y mejores cervezas en muchos casos, pero que no se les presta la atención mínima que merecen. Publicidad en varios sitios, surtido variado en tiendas de aeropuerto y unos precios francamente ajustados; me pareció fenomenal.

¿Y qué me traje de vuelta de lo que encontré en el aeropuerto? Dado que debía llevarlo a mano y que no se podían comprar latas individualmente (sólo packs de 6), opté por el "maletín" de Viking para probar la mayoría de sus variedades, así como por un pack de seis de la Christmas Brew de la danesa Tuborg (muy presente en Islandia, por cierto), que me hizo gracia quedarme al ser de temporada. Por su parte, el maletín lo componen la Thule Light (repe), la Viking Lager, la Viking Gylltur (Premium Lager), la Viking Sterkur (Strong Lager) y la Viking Lite (pero esta con 4% ABV, a diferencia de la Thule). No es que prometan mucho, pero uno debe probarlas todas. Será interesante hacer una comparativa entre la Viking Gylltur y la Egils Gull a ver qué birra sale victoriosa.

El botín de Amsterdam era más apetecible, seguro; pero
probar estas cervezas también es experiencia :-).

A modo de anécdota final, aunque no consigo recordar donde lo leí (creo que en un anuncio de Egils en la revista del avión), en Islandia existe una curiosa creencia (o estrategia marquetiniana) según la cual la cerveza debe consumirse recién producida para asegurar que sea fresca y rica. De hecho, en las latas puedes encontrar siempre la fecha de producción (a veces mareantemente próxima) y la de caducidad (justo un año después que la de producción) de manera clara. Esto, está claro, aplica para las cervezas "macro" (básicamente las de Egils y Viking, si es que se puede hablar de cervezas macro en un país de 300.000 habitantes no especialmente cerveceros).

Las cervezas "micro" son otra historia, que copará por cierto el protagonismo del siguiente post. Si echabais en falta un poco de marchilla, con cervezas más remotas y estilos más arriesgados, no os lo perdáis, pues he dejado la mejor parte del viaje para lo último.

Salut!

Comentarios

  1. Mira que es difícil conseguir material de Islandia.. Enhorabuena por el viaje y por la captura!!! Esperando estamos la tercera entrega!!!

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  2. Txema! Pues allí tuve mis dificultades en encontrar también, no te creas! Que tuviera que hacer la compra de material en el Duty Free no fue por omisión o negligencia! :-)

    No era la mejor temporada para un viaje cervecero (no lo era, está claro), porque con tantas pocas horas de sol y los extraños horarios que hacen por esas fechas en bares y tiendas se complicaba mucho conseguir algo más que las de este post.

    Las del siguiente post fue por un golpe de suerte que pude probarlas.

    Salut!

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  3. Excelente aportación, hablando sobre todo de un país que no destaca en principio, por su tradición cervecera. Toda una serie de rarezas en lata, que haría las delicias de todo buen coleccionista ;) Ahora, si hablamos del país en sí, tiene que ser una pasada. Algo totalmente diferente a lo que estamos habituados. Salud!

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