Emociones...
Si bien me gusta probar la mayoría de las cervezas que me encuentro por el camino, siempre he sido crítico con todo aquello que, por encima de todo, llama la atención. Incluso cuando los experimentos salen bien (mi ejemplo paradigmático es la Crème Brûlée Stout de Emelisse ), sigo siendo un gran defensor de las cervezas -con muchas comillas- “normales”, y de que los cerveceros cuenten con una “gama base” de referencias (que, además, según mi punto de vista ofrece muchas ventajas a nivel de negocio). Dicho esto, llega un día en que destapas una botella y te encuentras cara a cara con una IPA bien maltosa, que tiene como característica destacable que lleva resina de pino: la Piris Resin Old School IPA . La probé en el Instituto de la Cerveza Artesana, instalaciones donde se elabora, con dos de sus responsables; y la pruebo en casa en una calurosa noche de verano. Dejando de lado la evolución que ha tenido en estos algo más de 2 meses, las sensaciones son las mismas.