De como una potencial noche de mierda puede ser una gran noche...
Llevo unas semanitas intensas en muchos sentidos; no todos ellos positivos. El martes de esta misma semana fue un día digno (o indigno, más bien) para sentarme y reflexionar: saliendo de la oficina (que no de currar), lejos de casa, sin ganas de muchos trotes... Después de quitarme el maldito traje, en un día más propio de bermudas, tenía claro que necesitaba algún tipo de alegría. Sin embargo, la gran suerte que tenemos los cerveceros, y que por ende nos hace mucho más afortunados que los no-cerveceros, es que tomar una birra después de trabajar nos cura los males; o algunos de ellos. Tenía una interesante Cigar City Maduro que me esperaba, pero mi cuerpo pedía un poco de marcha. En ese momento, recordé que la última vez que había pasado por un nuevo local cervecero madrileño lo había encontrado chapado (por no mirar horarios); así que decidí que era el día ideal para darme una segunda oportunidad y visitar IrreAle. Después de andar un buen rato por calles, callejuelas y cal