Madurando al sol


Hace dos sábados se celebró la decimotercera edición de la Mostra de Mediona: si lo pensamos dos veces, nos daremos cuenta de que trece años es una barbaridad. Podría escribir la crónica de la feria, pero hace tiempo que sospecho que, con criterio, a nadie le importa demasiado qué he bebido y con quién he hablado en mi tiempo libre.

Podría, asimismo, repetir por enésima vez valoraciones que se han escrito por activa y por pasiva en diversidad de medios; pero dudo que haga falta más allá, por supuesto, de felicitar un año más a la gran familia de Ales Agullons, incluyendo en ella a todo el equipo de personas que trabaja con determinación para que la Mostra sea un éxito incontestable año tras año.


'Bajo el sol justiciero de Mediona, hemos sido testimonios de cómo la escena cervecera ha ido madurando'



Sí, no obstante, que me parece más interesante compartir unas reflexiones que me rondaron la cabeza durante muy buena parte del día, y que me llevo como principal impresión de esta edición de 2018.

Una búsqueda rápida entre mis artículos es suficiente para encontrar rápidamente mi tendencia a observar y escribir sobre la evolución de nuestra escena cervecera y todo lo que la rodea, midiendo y analizando sus distintos intervinientes en su evolución y progreso. En Mediona, tras visitar a varios cerveceros en sus estands, observé claros indicios de madurez.


Madurez en la calidad de la oferta, pues probé muchas cervezas, y el nivel fue notable: una reflexión compartida también por otros asistentes con quien pude hablar. Es cierto la experiencia te enseña a elegir bien, pero esto también es signo de madurez -en este caso, del consumidor, que también es relevante-.

Pero más revolucionario que la calidad, que desde un tiempo hacía aquí ya hemos venido disfrutando con regular y progresivamente, observé una excepcional madurez en la variedad de la oferta.

De manera creciente, y cada uno dentro de su enfoque particular, los cerveceros se han centrado en los estilos que quiere el consumidor, cada vez más educado y exigente. Algo tan obvio como inexistente no hace tantos años. Pero los elaboradores también han enfocado sus esfuerzos en aquellos tipos de cerveza que por experiencia, técnica, maquinaria e ingredientes se pueden reproducir de manera más satisfactoria.

En general, y por suerte, hace tiempo que los microcerveceros han dejado de intentar sacar ciertos estilos tradicionales, cuya elaboración conlleva mayor dificultad: esto es propio de una madurez que hace años no teníamos. Nótese que digo en general, dado que existen honrosas excepciones.

Pero la oferta también era madura en el sentido de qué se estaba ofreciendo dado el contexto. En una feria de junio es razonable esperar que el calor, con mayor o menor intensidad, sea uno de los factores a considerar. Que más de la mitad de la oferta cervecera se debatiera entre Pale Ale, Pils y Berliner Weisse responde a los factores señalados en párrafos anteriores -tendencia, gustos del consumidor- pero también en parte a una buena lectura de las circunstancias propias del evento. 

Muestra de ello es el grado alcohólico medio que presentaban las cervezas en muchos estands: en anteriores ediciones, si bien no muy remotas, bajar de 6% ABV era poco habitual en la mayoría de referencias. Así, una combinación entre adecuación de la oferta y el ‘fenómeno session’, que ha hecho tomar mayor consciencia sobre el contenido de alcohol de algunas cervezas y ha obligado a potenciar el sabor por otros medios, permitieron que llegara sobradamente sobrio a final del día, a pesar de que la ingesta acumulada de toda la jornada fuera notable.


Año a año, Mediona nos devuelve a los orígenes. Pero bajo el sol justiciero que ha caído en la mayoría de sus trece ediciones hemos sido testimonios de cómo la escena cervecera ha ido madurando, poco a poco pero adecuadamente, cuidando de su preciado fruto para que cada vez se acerque más al punto óptimo. Hecho que nos permite cosechar mayores alegrías cada año.


Salut i birra!

Comentarios

  1. Todos los años digo "de este no pasa". Este sí me hubiera sido del todo imposible ya que tenía una cita familiar ineludible. Además un estadío febril me dejó mermado incluso para la cita...
    Supongo que algún año será el año, espero más pronto que tarde, pero por lo que veo y sobre todo lo que te he leído Mediona ha sabido hacer un antes y un después en este panorama cervecero patrio.

    Con respecto al grado alcohólico... ¿no crees que puede ser debido a que esto de los estilos según veo va por modas y estamos en la época de hacer session Ipa, sours o goses cuyo grado alcohólico es bastante menor que las barricas (en imperial sotuts o barley wines) que tan de moda han estado años anteriores?

    Un abrazo

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