Caso de estudio...

Alegres motivos personales me llevaron a visitar parte del norte peninsular a mediados del mes de septiembre. Naturalmente, quería aprovechar la ocasión para hacer algunas paradas obligadas por el camino: por Navarra, y también por Euskadi, aunque finalmente tuvimos que suspender el pequeño detour navarro por una inoportuna incidencia menor. No obstante, a una hora y poco de nuestro destino, nos esperaba una de las visitas que más ilusión me hacía desde que, el 26 de julio de este mismo año, Laugar Brewery abriera oficialmente sus puertas.

Llegamos a Gordexola para hacer un bocadillo rápido y, a continuación, estacionar el vehículo delante de una nave con un logotipo cada vez más conocido entre el público cervecero, y es que el quinteto de la alegría no sólo se ha hecho querer a base de risas y cervezas por las ferias nacionales, sino que ha tenido ocasión de participar en las dos últimas ediciones del muy reconocido Borefts Beer Festival de la Brouwerij de Molen. Al llamar al timbre, se abrió la puerta y, a continuación, Eneko Neira nos recibió y nos hizo pasar al interior, donde también se encontraba el benjamín del grupo, Eder García.

Casi sin tiempo para empezar a hablar, recibimos el primer de los muchos katxis llenos de su cerveza. No hay mejor manera de iniciar una visita: a eso lo llamo yo hospitalidad. Una vez servidos, pudimos charlar largo y tendido acerca de su nueva empresa personal y profesional, pasando por el reparto de responsabilidades entre el grupo, la propia inauguración de la fábrica, la recepción que estaban teniendo sus cervezas tanto localmente como por todo el territorio y un sinfín de temas más. Tuvimos ocasión, también, de recordar batallitas conjuntas en Mediona, Bodegraven e incluso en Blanes, en el marco de esa primera feria a la que asistieron con ilusión e incertidumbre a partes iguales, y de la que volvieron sin dar crédito del éxito obtenido.


En cuanto a las instalaciones, hicimos una visita rápida a la maquinaria, que cuenta con una capacidad de cocción de 1.800 litros y está flanqueada por 4 fermentadores isobáricos (uno de ellos el del crowdfunding) y 4 bright tanks. Luego estaba el almacén de ingredientes y el molinillo, así como la embotelladora, de 1,80m, complexión delgada y barba de un mes, con quien llevaba rato hablando. A parte de esto, poco más se necesita para elaborar cerveza, a parte de dedicación y saber-hacer; y a estos cinco no les falta ninguno de los dos factores.

Algunos vasos después, pude probar una nueva cerveza que está de camino, una Saison (2014 es el año Farmhouse, sin lugar a dudas) con un toque especial que concretamente me hizo venir a la memoria ese primer trago de Trigoteno que tomé en el Birrasana de hace 2 años; quienes hayan probado la primera, comprobarán el porqué. Hacía un rato que Sergio Valiente se había unido a la charla, vaso en mano naturalmente, y en ese momento aproveché para preguntarles por una de sus cervezas más icónicas, la Aúpa Tovarisch, que me alegró saber que se encuentra esperando pacientemente a que llegue su momento para volver a entusiasmar los paladares de tantos y tantos cerveceros como hasta ahora ha conseguido.

Afortunadamente, pudimos abandonar la nave sin tener que cumplir con la regla de la casa, por la que se entra andando y no se sale hasta que uno pierde dicha capacidad. Me llevé, no obstante, deberes a casa para que el global de la ingesta, aunque fuera dilatada en el tiempo, contemplara los volúmenes requeridos por los amfitriones. Pude, además,  firmar en su particular hall of fame cervecero y dejar constancia de nuestra visita, esperando que podamos volver en el futuro para brindar por ellos, por su fórmula ganadora de carisma, locura y seriedad, que ha derivado en un entusiasmador proyecto que les ha llevado en poco tiempo a alcanzar grandes metas.


Laugar, tal como les dije, algún día llegará a ser caso práctico de estudio en universidades y escuelas de negocio: cómo siendo uno mismo y sin planificación alguna consigues crearte una buena imagen incluso antes de ser una sociedad constituida, sin ningún tipo de apoyo mediático y en un mercado que casi no llega ni a nicho. Estoy seguro de que su campaña de crowdfunding cumplió pocas de las premisas básicas, y sin embargo pudieron incluso duplicar objetivo inicial sin problemas. No tengo datos al respecto, pero no me extrañaría nada que posean, con diferencia, el récord absoluto de una microcervecera en colocar su primer lote entero.

Me alegra muchísimo ver como la buena gente va progresando en sus empresas y consigue éxitos tan grandes como el de ser capaz de hacer feliz a los demás a través de un negocio. ¿No debería haber muchos más, de estos? Desear que por mucho tiempo podamos seguir disfrutando de la vida y de la cerveza junto a ellos.


Salut i birra!

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