27 de agosto...

El 27 de agosto es una fecha especial para mí. En 2007, con una tímida experiencia laboral anterior como becario, fui asignado a un proyecto que me llevaría a trabajar en Bruselas. La ilusión que tenía por aquella nueva vivencia, ya en aquel entonces, escondía ciertas preocupaciones birraires. Mis gustos cerveceros ya estaban en cierto modo encarados, pero está claro que fue aquel agosto de 2007 cuando mi vida cervecera dio un vuelco y tomó el sendero por el que Birraire camina hoy en día.

La semana pasada se cumplieron 5 años desde tal efeméride. Es un fecha que no consigo olvidar y que, año tras año, recuerdo con cariño y nostalgia. Han pasado muchas cosas desde 2007: muchas de buenas, otras francamente lamentables. En todo caso, dicha fecha es siempre para mí un motivo de reflexión, recuerdo y auto-evaluación personal.

Rollos a parte; a lo que iba. Durante mi estancia en la capital de Bélgica, hice una preciosa adquisición: una botella de 75cl. de Chimay Grande Reserve (no había conseguido encontrarla nunca por aquí, en aquellos tiempos no tan lejanos).

No casualmente, cinco años después, la botella en cuestión seguía en mi bodeguita; envejeciendo para ser descorchada en algún momento de celebración que me pareciese idóneo. Si bien inicialmente no había un momento predeterminado para ello, ya hace mucho tiempo que sabía que el final de esa botella sería para conmemorar el quinto aniversario de mi aventura belga.


Y así fue como llegué a tomar mi primera Chimay Grande Reserve (CGR) de más de 3 años; algo para mí muy especial: no sólo por dónde y cómo conseguí la susodicha botella, sino porque siempre he simplificado mis gustos cerveceros admitiendo que se trata de mi cerveza favorita (los matices a esta afirmación y las demás favoritas, para otro día... si es que tiene algún interés, que lo dudo), y eso le da aún más valor personal.

Había leído y preguntado, en su momento, todo lo que pude acerca del envejecimiento de cervezas en general, y de la CGR en particular. 2012 parecía un buen año para destapar mi pequeña joya. Durante la semana del 27, me encargué de saborear una Chimay Bleu "fresca" de 33cl. para tener un recuerdo reciente antes de tomar un buen vintage (como si lo necesitara, pero vamos... fue una excusa efectiva).

El viernes 31, tranquilo, en mi casa, después de un buen ritual de evaluación sensorial de mi estimada botella (aún sin abrir), destapé la Chimay Grande Reserve 2007.

Lo primero que me llamó la atención fue que la habitual generosidad de espuma que presenta esta cerveza se convirtió en una tímida espuma que, si bien no era escasa, parecía algo dormida. No obstante, coronaba de manera majestuosa el cáliz de Chimay, con una cremosidad y durabilidad que ya la quisieran muchísimas cervezas. (Cabe destacar que, aunque más introvertida de lo habitual, en las dos posteriores "tiradas" de cerveza la espuma parecía haberse despertado un poco).

Asimismo, el color de la cerveza era notablemente distinto: del casi-negro habitual, y la característica turbidez, pasaba a un rojo rubí muy intenso, y una claridad propia de pilseners (sólo se presentó algo turbia después del tercer y último vertido).

Al aroma le costó arrancar. Desde un inicio, noté una incidencia más que notable del alcohol, que probablemente hubiera incrementado durante este tiempo respecto de los 9% que aparecen en la etiqueta.

Como no tengo tendencia a beber con prisas, le di opción a la cerveza de reposar en la copa y evolucionar; no sin un poco de preocupación ante un aroma que, aunque muy interesante, no me parecía absolutamente soberbio (que malas son las expectativas). Al rato, afortunadamente, despertó; ¡y vaya si lo hizo!

Ese aroma y sabor a pera que tanto me chifla en este cerveza parecía haber desaparecido inicialmente, dando paso a notas más oscuras que ganaban presencia, como a cerezas y ciruelas bien bañadas en alcohol, juntamente con recuerdos a ciertas variedades de vino dulce. Pero, de repente, empecé a oler y saborear esa pera que tanto anhelaba, aunque se presentaba distinta. La sensación general que me provocó a partir de entonces fue la de un delicado licor elaborado a base de deliciosas peras al vino como las que prepara Mrs. Birraire para acompañar algunos exquisitos platos con los que, por suerte, me obsequia tan a menudo.

En boca el paso era elegante y suave; alcohólico, pero muy bien balanceado. De cuerpo generoso, parecía ser menos densa que el líquido sin envejecer. Mi impresión general, fue la de una cerveza de excepción, que sirvió de homenaje a mi persona y para celebrar el V 27 de agosto debidamente.

La verdad es que me esperaba una cerveza bastante distinta de la que tomé; si bien superó con creces el listón de mis expectativas: algo inimaginable en un principio. Había coqueteado con la imagen de una cerveza con más presencia de notas asadas y torrefactas de lo que es habitual. Para nada me esperaba el fino néctar de frutas reposadas en alcohol que atesoraba mi valiosa botella de Grande Reserve, que ya descansa en una estantería, satisfecha después de haber cumplido sobradamente con su propósito de proporcionar un alto grado de placer.

Como conclusión, me quedo con que la grandeza con la que una Chimay GR (o azul) estándar acompaña generalmente la carne (la de buey, mi preferida como maridaje) desaparece.

Contrariamente, se convierte en una perfecta cerveza "de copa"; para saborearla tranquilamente durante un muy buen rato, sentado en la butaca, con mi mujer al lado (en mi caso, claro está) y con alguna cosa ligera para leer y disfrutar al máximo de cada trago. No es, para nada, el tipo de cerveza que me tomaría en un pub; pero sí un sustituto perfecto del whisky después de una rica comida de domingo.

Y como las cosas importantes
hay que celebrarlas
debidamente...
... me apreté un par de primas de la
CGR durante la semana para
calentar motores.


















PS. Está claro que la ilusión con que me tomé la CGR podría afectar mi tan excelente veredicto; pero mis primeras impresiones no fueron tan buenas como las del final. De hecho, sufrí ante la posibilidad de que me pareciera sólo buena, al principio.

(La imagen de la bandera de Bruselas la he sacado de aquí).

Comentarios

  1. Veo que no soy el único que tiene una historia personal detrás del amor por las cervezas belgas! Me imagino que cada uno tendrá la suya... Excelente nota de cata! No he probado ninguna Chimay Grade Reserve tan vieja pero tengo una de par de años guardada, después de leer este post, creo que la voy a dejar otros tres...jejeje. Un saludo!

    PD: Por cierto, no sabía que esa es la bandera de Bruselas! Siempre se aprende algo nuevo.

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    1. Efectivamente Aniceto, todos tenemos la nuestra de historia :-). Y muchos, ciertamente, tenemos un idilio desde nuestros inicios con el producto belga.

      Yo que tú la dejaría bien oscurita en el sitio más fresco de toda tu casa esos 3 añitos; no te arrepentirás. Yo tengo otras tantas en proceso :-).

      Sí, la banderita de Bruselas se ve poco; cuando viví por allí, o no me fije mucho o la vi sólo contadas veces, las primeras preguntándome qué coño era la banderita esa, jeje.

      Saludos!

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  2. Enhorabona per l'anniversari, la historia personal i la birra!!!! A mí no me dan tiempo para envejecer, ja ja ja!!!

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    1. Txema, merci! Pues yo tendría paciencia; te aseguro que merece la pena :-). Salut!

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  3. También tengo mi propia historia personal que explica mi amor por las cervezas belgas. Como dice Aniceto, cada uno tendrá la suya. La Chimay Grande Reserve sin duda ha sido una buena elección para celebrar tu efeméride personal. Sin duda, una de mis cervezas favoritas también. Yo he probado algunas envejecidas, pero sin llegar a 5 años, y ya se perciben muchos matices de los que comentas, como el aumento de alcohol, y el toque vinoso y afrutado que se intensifica. Hace unos meses me tomé una botella compartida con un amigo en el Heaven's Door, y fue sublime. Se me resbalaban las lágrimas por las mejillas ;) Salu2!

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    1. JAB! Creo que somos muchos los que podemos incluirla entre nuestras top; aunque últimamente he visto cierto corriente de pensamiento que tiende a menospreciarla, muchas veces por el simple hecho de que se puede encontrar con facilidad. Entiendo que a alguien no le guste lo belga por lo dulce o por cualquier otra causa de simple preferencia; pero si es fácil de encontrar, pues mejor que mejor.

      A mí las lagrimas me salen casi cada vez que consumo una Chimay Azul/GR. Es un tema muy personal el que tengo yo con esta birra; muchas emociones e historias detrás :-).

      Saludos!

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  4. Eso es volver con fuerza... ¡¡con una de mis cervezas favoritas!! Si ya lo dice la frase... "detrás de un gran hombre siempre hay una gran cerveza..." ¿o no era así? ;). Moltes gràcies per compartir aquesta historia personal, Joan!

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    1. Sí, justo eso quería :-). Volver con alguna cosilla cañera. Aunque cuando me suelte con las historias de verano no me voy a quedar corto en algún capítulo, jeje.

      No sé si soy un gran hombre (en dimensiones, seguro que no), pero la birra para mí es uno de los grandes clásicos; y aunque sea un tipo tolerante a veces me cuesta aceptar que a alguien no le parezca una de las mayores joyas cervecísticas, jaja.

      Sobre compartir la historia, es un placer hacerlo; es lo que hago generalmente en este blog. Una celebración como esta tenía que estar; y la Chimay GR ya tardaba en tener un post como se merece.

      Salut Pau!

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  5. Me ha gustado mucho el post, y me parece muy interesante.

    Yo pude probar un día (junto a más gente) una chimay del 82 otra del 90 y otra del año (2010) y eran muy distintas, tremendamente distintas vamos (a ver si me animo y publico algo sobre aquella cata comparada).

    Me gustaría saber algo ¿encontraste algún aroma "oxidativo"? ya sabes, tipo jerez (me encanta ese aroma).

    Por cierto yo tengo también 2 chimay bleue del 2007, y también coinciden con una historia personal, aunque más "de andar por casa" que la tuya, jejeje, pero me voy a esperar a los 10 años.

    Un abrazo!

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    1. ¡Buenas Álvaro! ¿Es posible que en su momento leyera algo acerca de tus Chimays más-que-añejas? Que pasada, por dios.

      Sobre tu pregunta, al principio como indico en la descripción sí pude notar ciertos aromas a vino dulce; me vino el Jerez a la mente, junto con otros de más suaves. A mí me resultó muy agradable también encontrar ese punto.

      Si tienes 2 siempre podrías pimplarte una ahora y la otra a los 10. Luego me cuentas si a los 5 empieza a estancarse la evolución y cambia poco comparado con la de 10 o qué :-).

      Un abrazo y hasta la semana que viene.

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  6. Es que envejece que da gusto esta cerveza, yo en dos ocasiones la he mantenido durante tres años y los cambios son espectaculares. Bonita historia y genial post, por cierto

    Un saludo

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    1. Gracias por tu comentario ED; estoy contento que gusten mis historias personales.

      Yo hasta ahora era lo máximo que había probado: una de alrededor de 3, que si mal no recuerdo dista notablemente de lo que me encontré este día. Te animo a que les des algo más de tiempo a las próximas: no te vas a arrepentir :-). Saludos!

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  7. Felicidades por este especial Aniversari Joan. Sinceramente admiro a todos los que podéis aguantar tanto tiempo sin abrir semejantes joyas, yo todavía no lo he conseguido. Ahora mismo lo más antiguo que tengo tiene tres meses, pero ¿por qué? Porqué es una Tactical Nuclear Penguin y no tengo lo que hay que tener para pimplarmela solo jaja ;)

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    1. Muchas gracias Dámaso :-). Pues a mí no me es nada difícil: cuando tienes una alegría como ésta te entran aún más ganas de envejecer todo lo que se pueda.

      Jaja, la Tactical uno solo es de campeón. Yo que tú le daba un toque a un par de amiguetes y celebraba una buena noche. O eso, o te la guardas para el II #FFdA, que está a la vuelta de la esquina ya, jaja.

      Saludos!

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    2. Pues tomo buena nota, y prometo intentarlo en el futuro ;)

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  8. ¡felicidades! La cobaya Ernesto anduvo erasmuseando en Gante y adivina de donde sale esa afición a hacer cervecitas. ¡te comprendo muy bien! un abrazo y que disfrutes muchos aniversarios como éste

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    1. Gracias por el comentario! Está claro que todos tenemos un punto de inflexión en nuestra afición cervecera. Bélgica es una tierra que inspira mucho en este sentido :-).

      En el caso de la cobaya Ernesto, sin embargo, su atrevimiento superó con creces el mío, y hoy en día él está elaborando grandes birras mientras yo las pruebo y lo cuento todo sentado en una butaca, jaja. ¡Envidia sana que me dais!

      ¡Saludos compañeros!

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  9. Felicidades por este quinto aniversario.
    LA verdad es que la experiencia de probar una buena cerveza envejecida es única. Lástima que no pueda contar con un buen lugar aquí para guardar más...

    Un saludo!

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    1. ¡Gracias Javi! Sí, la cerveza envejecida tiene algo más; y en este caso, además, una historia personal detrás que personalemnte le da aún más valor.

      Pero vamos, siempre puedes pasarte por el Drunk. Algún vintage que otro tiene el amigo Sven :-). Salut!

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