Retrospección y nuevas experiencias

Mis dos primeros libros sobre cerveza: el comienzo de un camino.

Una de las cosas bonitas de haberme involucrado en la industria cervecera a lo largo de los últimos diez años es poder observar el pasado con la perspectiva que te da el tiempo.

Puedo recordar el misterio alrededor del proceso de elaboración y el perfil sensorial de ciertas cervezas, los creadores de las cuales hoy conozco en persona, y que incluso en algún caso considero parte de mis amistades. También la admiración que me producían ciertos autores, cuyas publicaciones me dieron conocimiento y me inspiraron a escribir, y como he tomado cervezas con varios de ellos, llegando en algún caso a colaborar con los mismos en diversos asuntos. ¿Ferias? De la incertidumbre inicial de plantarte en una por primera vez, sin saber exactamente qué te vas a encontrar, a sentirte más que cómodo en su ambiente y, finalmente, haber llegado a participar en la organización de algunas.


"Tras esta nueva experiencia, tendré una opinión más sólida sobre el fundamento del escepticismo entorno a los grandes certámenes cerveceros"


Otro caso son los premios cerveceros. Desde la lejanía y la fascinación absoluta de hace años, al escepticismo que en algunos casos despiertan. La experiencia de haber sido juez y organizador en algunos certámenes ha servido para poder tener hoy una lectura más crítica y realista sobre este tipo de eventos. Especialmente relevante, en este sentido, el Barcelona Beer Challenge, que por tamaño, logística e internacionalidad supone un reto apasionante año tras año.

El hecho es que a partir de esta semana podré sumar una experiencia más a la anterior: hace unos meses tuve el honor de ser invitado para ejercer de Table Captain en los World Beer Awards, cuya primera ronda de evaluaciones en Europa se celebra este próximo miércoles 25 de julio en Londres.



Me entusiasma formar parte de un concurso que se cuenta entre los más relevantes que se celebran alrededor del globo, y con un plantel de jueces lleno de personas que admiro por su trabajo, referentes todos ellos en sus respectivos ámbitos dentro de la industria cervecera europea. Como juez, naturalmente, asisto con la aspiración de hacer bien mi trabajo; como organizador de eventos y escritor, voy con tantas ganas de aprender como con curiosidad para presenciar el funcionamiento de un certamen de esta magnitud. 

No son pocas las veces que me han preguntado acerca de este tipo de concursos, que como comentaba más arriba despiertan cierto escepticismo. Se me ocurren varias razones:
  • Una es, claramente, el hecho de otorgar premios a cervezas que buena parte de los usuarios más ruidosos de las redes sociales consideran poco más que micción gatuna.
  • Otra, el contagio reputacional que tienen por parte de certámenes de dudosa rigurosidad, que se dotan de nombres grandilocuentes y cuentan con uno o varios vicios esenciales: baja participación, logística deficiente, bajos estándares de independencia, etc.
  • Para mí quizás más importante, la poca transparencia comunicativa general de este tipo de certámenes.
Dada la influencia que pueden llegar a tener los premios, hacer mayor hincapié en los procesos que existen para asegurar una evaluación equitativa y que los resultados son justos conforme a las normas establecidas parece fundamental para dar una respuesta adecuada a los puntos anteriores. Publicar las bases del concurso no es suficente: comunicativamente muchos de estos eventos deberían trabajar más para reforzar la transparencia y credibilidad de los procedimientos, que no me cabe duda de que los merecen.

En todo caso, tras esta nueva experiencia seguro que estaré en mejor posición para compartir una visión más completa, dada la perspectiva interna que tendré, así como para disponer de una opinión más sólida sobre si existe fundamento o no para dicho escepticismo.

Ronda de evaluaciones del Barcelona Beer Challenge.

Sí; cuando hace años veía el logotipo de los World Beer Awards en la etiqueta de la cerveza que estaba tomando en el bar sentía efectivamente una admiración por algo que veía lejano, y desde el desconocimiento. Partiendo de esta mirada retrospectiva, sería absurdo negar la gran ilusión con la que este fin de semana prepararé la maleta para asistir al evento.


Salut i birra!

Comentarios

Entradas populares de este blog

En la que conozco a Randy

Hostelería y oficio - con Manuel Baltasar, de Biercab

Artesanía y localidad - con Jordi Sánchez Puig, de Lupulina