Presentación #15 - Widget


Después de repasar un elemento externo a la lata, pasamos a uno que se encuentra ni más ni menos que dentro de la misma. Un pequeño artilugio que salió al mercado a mediados del siglo pasado, y que tiene una función determinada que no siempre ha sido bien entendida por el consumidor final, llegando algunos a expresar con sorpresa y disgusto que ‘hay algo en mi cerveza’. Es verídico.

En 1964, Guinness lanzó su widget, una bolita flotante de plástico que introdujo en sus latas para dar a la cerveza un acabado similar al de la cerveza de barril. La incorporación de nitrógeno líquido disuelto en la cerveza provoca que al abrir la lata, por motivo de su despresurización, el gas y el líquido vayan pasando por dentro del widget, y con la agitación se forme una espuma densa y cremosa.

Pero existen otras marcas que lo utilizan también, y en formas distintas a la bolita original de la mítica cervecera irlandesa. Algunos, como se puede apreciar en la foto, se encuentran pegados a la base interior de la lata. Incluso, aunque mucho menos frecuente, he llegado a ver widgets de forma alargada dentro de una botella, si bien lo habitual es encontrarlo en latas de 500 ml de cerveza británica o irlandesa, básicamente.

En casos como el de hoy, el saber popular siempre puede aportar algún toque pintoresco. La explicación que los ‘expertos’ daban acerca de la bolita, cuando yo era joven, es que su utilidad no era otra que la de poder sacudir la cerveza para formar, de esta manera, una buena espuma -algo que, en efecto, sucedía; si bien no por haber maltratado la cerveza-. Esta fue la suerte de mis primeras latas de Guinness, John Smith’s o Murphy’s.


Salut i birra!


A fin de entender la motivación detrás de esta serie de posts, se recomienda leer la Introducción.

Comentarios

  1. Siempre me ha fascinado este sitema y aún lo sigue haciendo, de tal manera que aunque ya sé de antemano cómo funciona cuando abro una lata de este tipo me pregunto cómo demonios saldrá esa espuma tan cremosa... de locos

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    1. La lástima es que la mayoría de veces son cervezas que te dejan bastante indiferente. La Guinness, no obstante, aunque no emocione me la bebo sin rechistar. Las Sam Adams no he podido probarlas, pero parece que utilizan el widget pegado a la base, y esas tienen buena pinta.

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